
Unas 80 familias, lo que equivale a unas 300 personas, se aferran a vivir contra su voluntad en tres albergues adecuados en las afueras de Samaniego, occidente de Nariño, pero, se hacen cada día más visibles, y sueñan con retornar a sus territorios donde lo dejaron todo por culpa de la violencia, muchos llegaron desde el año 2007 cuando los combates agudizaron, y luego de las intimidaciones salieron desplazados, los últimos llegaron hace 7 meses, pero, tiene una historia en común, amenazas de muerte si no ‘obedecen’ a los grupos armados irregulares, ellos piden que los jóvenes sean hombres o mujeres integren estos grupos, cultivar coca, marihuana, amapola, y a los campesinos entregar los territorios y callar.
Daños psicológicos deben ser atendidos
De igual manera, en algunas zonas las minas antipersona que se sembraron no se han retirado. La mirada perdida, la incredulidad, la desesperanza, y el miedo, es otro factor que ronda en cada reunión, sin embargo, algunos todavía con la tenacidad de los campesinos se encargan de levantar el ánimo, pero solicitan ayuda sicosocial para continuar con sus vidas.

Guardan una esperanza
Sin embargo, desde el Gobierno regional y, en el marco de una coordinación institucional entre la Dirección de Derechos Humanos, la Subsecretaría de Paz y Derechos Humanos de la Gobernación de Nariño, se realizan unos encuentros con líderes de las veredas y personas que continúan desplazadas, muchos han prometido luchar por el retorno sin importar el riesgo, como ha ocurrido con muchos líderes que fueron asesinados.
“El objetivo principal de esta reunión es avanzar en los compromisos adquiridos en la Mesa Interinstitucional del 4 y 5 de octubre de 2023, con miras al retorno seguro y digno de las casi 300 personas que desean retornar a sus comunidades de origen”, dijo Alex González, Subsecretario de Paz y Derechos Humanos, señaló, “es un proceso que se pone en marcha y que se centra en los territorios de Abades, Santacruz de Guachavéz, Samaniego, La Llanada, Los Andes, la intensión es realizar una inversión de manera estratégica, que apoye a las personas en este territorio; se trata de llegar a las zonas sin importar los riesgos, y palpar la necesidad social, conocer de primera mano lo que ocurre; desde el 2007 hay desplazados y nadie los ayudó de manera integral, quizá por un momento, y luego los abandonó” señaló el funcionario.

Obras
En este sentido, el Gobierno regional le apuesta a temas como educación, vías, salud, asistencia y la reparación integral, “lo último es responsabilidad del Estado y el Gobierno regional, debemos responder a las víctimas del conflicto en Samaniego, y zona de Abades, muchos están en el anonimato por el temor puesto que denunciaron en su momento lo que ocurría”, señalaron desde la Gobernación.
ENTRE LOS COMPROMISOS ADQUIRIDOS ESTÁN,
–Garantizar el desminado de las zonas afectadas por el conflicto armado, para que el retorno de las familias sea seguro. Se acordó trabajar de manera conjunta con las entidades competentes para agilizar este proceso y brindar las garantías necesarias a la población.
-Mantener un acompañamiento integral a las familias que retornan a sus territorios, incluyendo apoyo psicosocial, acceso a servicios básicos, proyectos productivos y vivienda digna.
-Brindar las garantías necesarias para que el regreso de las comunidades a sus regiones, que es libre y voluntario, sea seguro y en el que marco del respeto por los derechos humanos.
Retorno de las comunidades
Las comunidades aspiran retornar bajo un cronograma de trabajo que garantice el cumplimiento de los compromisos, mediante visitas de seguimiento, y un diálogo permanente que certifique su participación durante todo el proceso.

Reacciones
Johanny Cárdenas, líder Social y participante de la mesa de víctimas, señaló, “somos optimistas, lo que vemos son rezagos de lo que se vivió en el conflicto, pero, las secuelas son grandes, por ejemplo, el temor de regresar, el tema psicológico, lo que hemos vivido entre disparos sabemos que es eso. La iniciativa del Gobernador es buena, empezar a materializar y realizar la transformación el territorio”, comentó.
Los líderes de los territorios de Abades, que corresponde a los municipios de, Santacruz de Guachavéz, Samaniego, La Llanada, Los Andes, señalaron que es con actores armados ilegales el diálogo, y que la sociedad sea parte activa en la participación de lo que se necesita. “Son muchas las dificultades, la Paz es posible si se puede transformar el territorio, debemos apoyar como comunidad, por ejemplo, en temas de ser una despensa agrícola, autoabastecimiento, innovación agrícola, protección del medio ambiente. “Cuando la guerra llega se sufre mucho, hay desolación, quizá muchos jóvenes lo han vivide, pero, no solos ellos quieren la Paz, también los actores armados quieren regresar a sus hogares, si ellos tienen oportunidades quizá pueden tener otra mirada, por ejemplo, en esos territorios hay muchas personas que no saben leer y escribir, la guerra los absolvió”, dijeron los líderes.
Territorios alejados
En zonas como, La Montaña, El Rincón, El Decio, ente muchos otros, existen casas y lotes, abandonados, Fanny Rosero, víctima del Resguardo La Montaña, señaló, “soñamos poder regresar a nuestros territorios con tranquilidad, seguridad y dignidad, los que menos llevan son 7 meses por acá, otros llevan años, ya que en sus territorios todo se perdió”, dijo Fanny.
De igual manera, con el nuevo Gobierno regional se abrió una luz de esperanza, “Ojalá podamos recobrar nuestra vida, seguir con las nuevas ideas que la comunidad impulsó en las urnas, ahora somos un Resguardo Indígena, logramos que nos reconozcan, nos queda construir sobre lo que tenemos ya legalizados, nuestros adultos mayores ya no están, pero sus enseñanzas, pulcritud, ganas de trabajar y sabiduría siguen ahí, y vamos a honrarlos, a muchos se los llevó la violencia”, dijo la líder.

Anhelan regresar a sus hogares
Para los líderes de la zona de Carmen de Telembí, la esperanza es retronar a sus viviendas, es su único propósito, “no importa si es volver a empezar, hace algunos años todo el territorio era tranquilo, se podía vivir con todos, teníamos aire y agua pura, cielo azul, pero, llegó un momento que nos tocó salir, eso fue muy duro y doloroso, lloramos mucho, en otras ocasiones hemos salido, pero retornamos, sin embargo, en esta ocasión no hemos regresado por las amenazas, esperamos poder construir paz y transformar los territorios.
Cabe señalar que las 300 personas, entre ellos unos 50 menores de edad, se sienten seguros en poder dialogar con los actores armados, “fueron muchos años de abandono, ojalá se pueda lograr la paz y construir nuevamente el territorio, y que nunca más volvamos a tener este dolor y tristeza”, señalaron.